El nervense Carmelo Rufo, gerente del restaurante Época en Minas de Riotinto y autor de la novela Nunca faltaron flores, dedicada a su bisabuela Julia Rufo, se ha empeñado en dar a conocer públicamente  (hace muy bien) la historia novelada de esta heroína del siglo XX que libró a más de un alma inocente de las garras de la muerte en unos tiempos realmente convulsos.

Nunca faltaron flores
Nunca faltaron flores

 

Desde que se dio a conocer públicamente en Nerva, a finales de junio pasado, lo que los más viejos del lugar, además de familiares y amigos, ya sabían, Rufo ha presentado su libro con éxito en varios municipios de la Cuenca Minera de Riotinto. Lo hizo también en Higuera de la Sierra, la localidad natal de su bisabuela. El próximo miércoles 10 de octubre a las 19:00 horas lo volverá a hacer en la Casa Dirección de Valverde del Camino.

Nunca faltaron flores lleva ya tres ediciones publicadas y más de 1000 ejemplares vendidos. Ahora llega a Valverde del Camino con la misma expectación alcanzada en los municipios por los que Rufo ha paseado la historia de su bisabuela. Después seguirá su periplo por Zalamea la Real, Berrocal, Huelva y Camas (Sevilla).

 

 

El recuerdo imborrable de Julia Rufo, fallecida en 1980, aún perdura entre los vecinos de Nerva gracias a la filantropía y el altruismo ejercidos durante la época de la Guerra Civil. Sus actos siempre se distinguieron por el amor a sus semejantes, así como su obra de bien en la comunidad y la diligencia en procurar el bien ajeno acosta del propio. Hasta su muerte, nunca faltaron flores donde las tropas nacionales fusilaron a cientos de vecinos de la Cuenca Minera de Riotinto en el camino que conduce al cementerio de Nerva.

Rufo narra en el libro protagonizado por esta heroína del siglo XX cómo su bisabuela le contaba que se jugaba la vida para ir a ayudar y socorrer a los posibles supervivientes de los fusilados, de uno y otro bando, de la Guerra Civil. Nunca deparó en si eran republicanos o falangistas. Su bisnieto aún se emociona cuando recuerda cómo los más ancianos del lugar le aseguraban, al cabo de los años, que aquellas historias eran ciertas. 

Ella se había enfrentado a la vida y a la época siendo madre soltera. Sabía bien lo que era pasar calamidades, penas e injusticias. Aquello que había vivido le quemaba por dentro, le ahogaba como el humo de las teleras de cuando ella era pequeña. Su determinación y arrojo hizo arrancar de las manos de la muerte alguna que otra alma apunto de abandonar su cuerpo violentado por la sinrazón. 

CC BY-NC-ND
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