Recientemente, he tenido la gran oportunidad de presentar mi segundo libro, ‘Crónicas de Nerva 1995-2020’ (Editorial Niebla, 2021), en el Centro de la Comunicación Jesús Hermida de Huelva y en el museo Vázquez Díaz de Nerva. Esta nueva obra, que vuelve a poner en valor el periodismo de proximidad con la información local como eje transversal, recoge parte de mi producción periodística como corresponsal de noticias en Nerva y su comarca para los periódicos onubenses Huelva Información (1995-2005 y 2010-Actualidad) y Odiel Información (2006-2009) durante los últimos 25 años.
Se trata de una cuidada selección de noticias, reportajes y entrevistas (más de 300) sobre los acontecimientos más trascendentes registrados en Nerva y su comarca entre 1995 y 2020, presentado a modo de hemeroteca a través de diferentes secciones, desde sociedad hasta política, pasando por economía, educación, ciencia e investigación, tecnología y comunicación, sanidad, medio ambiente, ocio y cultura, festejos y turismo Memoria Histórica y Democrática, deportes, etc.
Este, sin querer pretenderlo, también es un libro de historia, en el que se narra la más reciente historia de la localidad minera a través de las crónicas de su autor. A lo largo de sus 456 páginas en formato A4 puede verse reflejado todo el tejido asociativo local, los protagonistas más influyentes de la política y el sindicalismo en el ámbito comarcal, los personajes nervenses más populares de la vida artística y cultural, pero también el ciudadano de a pie, testigo, como el autor del libro, del devenir de un pueblo durante los últimos 25 años.
Huelva Información ha sido mi periódico de toda la vida, desde que comencé a escribir para la prensa onubense en 1995, y en el que continúo después de un paréntesis de cuatro años en Odiel Información. En ambos diarios he tenido la oportunidad de conocer a grandes profesionales de la información onubense en diferentes áreas de trabajo, en especial de la que fue primera mujer en dirigir el periódico de Huelva, Ana Vives. Lástima que no llegáramos a tiempo para el prólogo del libro. Pero estoy seguro que, donde quiera que esté, comparte al cien por cien el escrito por Juano.
Aún recuerdo como si fuera ayer mis primeras crónicas escritas a máquina que enviaba a través del fax o dictaba por teléfono cuando se trataba de algo urgente. Incluso, mucho antes de comenzar a utilizar el correo electrónico para enviar las noticias, las fotografías que ilustraban las noticias las enviaba con el chófer del autobús que cubría la línea Nerva-Huelva, tal y como me había enseñado mi amigo fotógrafo Manuel Aragón. Hoy basta con un simple Smartphone para enviar una noticia, con foto y vídeo incluido, prácticamente al mismo tiempo en el que se produce, si se dominan las redes sociales.
A lo largo de estos 25 años de corresponsal de prensa he cubierto todo tipo de acontecimientos, convirtiéndome en testigo directo de la vida pública de un pueblo minero de arte y cultura por bandera. He visto nacer y desaparecer partidos políticos de la esfera local, incluso organismo supramunicipales gestionados de forma mancomunada. He comprobado como muchas promesas cayeron en sacos rotos. He seguido la evolución del polémico vertedero de residuos tóxicos y peligrosos que quebró la convivencia social de Nerva de manera casi irreversible. He asistido al hundimiento y resurgir del principal motor económico de esta comarca: la minería. He bajado a las profundidades de esta tierra minera en busca de la noticia y he marchado a pie junto a sus verdaderos protagonistas para contar hasta el mínimo detalle. He estado en primera línea de cuantos conflictos laborales surgieron durante los años de crisis económica. He tomado el pulso diario de las crisis sanitarias producidas por el meningococo, tiempo atrás, y la actual pandemia de COVID-19. He tenido que aparcar mis sentimientos y despejar mi cabeza para centrarme en la descripción de hechos terribles y desastres naturales que afectaban a mis propios vecinos.
También he sido testigo del cambio en las infraestructuras y servicios experimentado en Nerva entre la década de los 90 y principio del nuevo milenio, de la misma forma que también he podido corroborar el lema del que los nervenses se sienten tan orgullosos, ‘Nerva, tierra de artistas’, y dejar constancia del carácter luchador y solidario de sus gentes, y de los éxitos de sus músicos, escritores, escultores, pintores, fotógrafos, artistas, así como de los logros conseguidos por sus deportistas. También he tenido el gran privilegio de cubrir la información y los resultados obtenidos por los científicos que venían a investigar las posibles analogías del planeta Marte con nuestra Tierra en el entorno del río Tinto, así como a probar todo tipo de artilugios para futuras expediciones al planeta rojo. También he tenido la gran responsabilidad de contar, antes que nadie, la apertura de las fosas comunes del cementerio de Nerva, la más grande documentada de la Andalucía rural, y recoger los testimonios de los familiares que esperan recuperar pronto los restos de sus ancestros.
Y todo se lo he contado a Huelva desde este rinconcito de la provincia onubense a través de distintos géneros periodísticos, desde la crónica hasta el reportaje, pasando por la entrevista, con el único objetivo de informar a nuestra sociedad con el máximo rigor y veracidad. Me queda por probar la parte interpretativa de la profesión, otros géneros periodísticos más ajustados a la opinión: el artículo, la columna, la crítica, etc. Muchas veces he levantado las manos del teclado para no mezclar información con opinión, aunque el reportaje te permita ciertas licencias por la versatilidad que presenta el género en sí mismo. Pero no, no. En la información hay que dejar que sea el lector el que saque sus propias conclusiones. Quizá más adelante, cuando deje de informar, podré opinar, y mis crónicas informativas pasen a ser columnas de opinión.