Tal día como hoy hace seis años, un 25 de enero de 2018, Corta Atalaya comenzaba a presentar un alarmante nivel de inundación. En Huelva Información dedicamos un amplio reportaje a doble página denunciando el abandono de este Bien de Interés Cultural. Además, recogíamos las impresiones de los principales actores políticos, sociales y económicos de la Comarca.
“Se inunda el corazón de la tierra”. La contundencia del titular de la portada lo decía todo. Aunque más impactantes fueron las imponentes fotografías del amigo Antonio Romero que ilustraban el reportaje. El agua llegó a alcanzar la cota de 150 metros en el interior de la histórica explotación minera a cielo abierto. La propietaria, Emed Tartessus, vinculó su conservación a la reapertura de la mina.
El agua estaba engullendo sin remisión la explotación a cielo abierto más grande de Europa. El estado de inundación que presentaba empezó a causar estupor en el mundo social y cultural de la comarca y gran parte de la provincia onubense. Emed Tartessus, la propietaria, aludía a los derechos mineros para acceder y trabajar en el mantenimiento de la zona. El Ayuntamiento de Riotinto, Fundación Río Tinto y la Mancomunidad exigían la conservación del BIC.
La reacción de la Junta
Al día siguiente, la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía anunciaba el traslado de varios técnicos a Riotinto para inspeccionar in situ el estado de Corta Atalaya. Del mismo modo, recordaba la responsabilidad de sus propietarios. Después, Innovación restó fundamento a la alarma social creada en la zona.