¿Quién?
Mi nombre es Juan Antonio, aunque todos me conocen por mi apellido: Hipólito (cosas del cole). Hasta mi mujer me llama por mi patronímico. ¡Vaya! No llevo ni dos líneas y ya he caído en uno de los primeros errores que se suelen cometer en la redacción de contenidos digitales: “el uso de tecnicismos”. ¡Bueno! Tampoco será tan grave. ¿Verdad? Además, así podremos acordarnos siempre de un sinónimo para la palabra “apellido” sin tener que recurrir al todopoderoso y omnipresente Google.
¿Qué?
Trabajo en la pequeña emisora en la que empecé como colaborador hace más de 30 años, Onda Minera RTV Nerva, pero ahora bajo la responsabilidad de su Dirección, aunque en este tipo de entes de comunicación uno tiene que saber hacer de todo. También continúo con mis habituales colaboraciones para la emisión en red de nuestra asociación de emisoras a través de la Onda Local de Andalucía y redactando la crónica sobre todo lo que ocurre a nuestro alrededor para el principal periódico de la capital, Huelva Información.
¿Dónde?
Soy de Nerva, aunque en mi DNI ponga “nacido en Minas de Riotinto”. Los niños de mi generación ya venían al mundo en este rinconcito de la provincia de Huelva en las dependencias sanitarias de las que disponía el pueblo donde se ubican las famosas minas. Mi madre, me dejó en herencia su bondad y generosidad, y mi padre, aún sigue dándome lecciones de honradez y honestidad a sus 90 años.
¿Cuándo?
Guardo magníficos recuerdos de mi infancia y de la pandilla de críos que inundábamos las calles de nuestro barrio para jugar a todo lo que se nos pasaba por la cabeza, pero sobre todo al fútbol. Por aquel entonces, rara era la zona del pueblo en la que no había algún equipo de fútbol al que echarle un partido. Buena cantera tuvo el Nerva CF en las calles del pueblo.
Tampoco son malos los recuerdos que guardo de mi adolescencia. Yo diría que los mejores. De mi juventud, dos pasiones: mi mujer y la radio, en la que aún sigo trabajando. Ambas aparecieron en mi vida casi al mismo tiempo en la época de Bachiller, y con ellas sigo compartiendo todo tipo de historias y complicidades. Tuve una primera incursión universitaria fallida por culpa de aquel maravilloso invento que captó toda mi atención en el otoño del 87 y no me dejaba pensar en otra cosas que no fuera hacer radio.
¿Por qué?
Ahora, pasado el tiempo, pleno de experiencia, completo mis años como periodista de oficio, de mucho oficio, con el conocimiento que te da el periodismo de academia. La Universidad Internacional de La Rioja, UNIR, tiene la culpa de esto último. La Universidad en Internet. ¡Impensable en otra época! He estado esperando esta oportunidad desde que decidí quedarme a trabajar en la radio de mi pueblo en vez de ir a la Universidad, como hacía la inmensa mayoría de mis compañeros. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, y UNIR me ha permitido graduarme en Comunicación, con Mención en Información, y Máster Universitario en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización de la UNIR.
Lo que sí hice, fue una pequeña pausa radiofónica para formarme como locutor de radio y televisión en la Escuela Profesional de Imagen y Sonido y sacarme el título oficial de Técnico Especialista en Comunicación, compaginando los estudios con mi trabajo de información en la Expo’92 celebrada en Sevilla. Mi gran ilusión era estudiar Periodismo, pero el trabajo en la emisora de mi pueblo y el reto de ser su director, con apenas “veinte” pocos años, se convirtieron en una tentación difícil de rechazar. A todo esto se le sumó en el otoño del 95 la corresponsalía de prensa que me ofreció el periódico de la capital, Huelva Información, para cubrir la Cuenca Minera de Riotinto.
¿Cómo?
Con el tiempo empecé a compaginar mis tareas informativas y de gestión con diferentes cursos de especialización en comunicación local gracias a la Asociación de Emisoras Municipal de Radio y Televisión, EMA-RTV, y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, FAMP. De forma paralela, junto a mis compañeros de trabajo y colaboradores, íbamos construyendo la nueva Emisora Municipal de Radio y Televisión de Nerva, Onda Minera, heredera de la que surgió a mediado de la década de los 80. Un proyecto apasionante en el que llevamos inmersos desde entonces con muchas historias por compartir.
Por el camino he cosechado algún que otro reconocimiento individual y colectivo al trabajo bien hecho. También decepciones y errores de los que aprender. Siempre me ha gustado definirme como un contador de historias, fiel notario de la actualidad, de cuanto nos rodea, y cronista de la Villa de Nerva.